En un bosque sombrío y tenebroso, un pequeño niño deambula por él. Llama a gritos a su perrito el cual se ha perdido. Sin embargo este es negro y chiquitito, un inconveniente más que añadir a la búsqueda. Pues en un bosque donde reina la oscuridad ¿Como distinguir a este tipo de perrito? El niño sigue adentrándose cada vez más. Sin darse cuenta que sus problemas se duplican. Pues ya no solo su perrito se ha perdido sino que él va por el mismo camino. Al cabo de un rato para de andar. Se da cuenta desesperado de que no sabe volver. Mira a todos lados mientras la noche se le va echando encima Ahora no solo llama a su perrito sino a su familia y sus seres mas allegados. El bosque se oscurece totalmente y él ya asustado se arrebuja bajo un árbol. El frío hace que el niño empiece a tiritar y se quede medio adormecido. En medio del delirio el niño cree ver una luz que se va acercando. La mira dubitativo pero no siente miedo. Solo una inaudita calma que llena todo su ser. Entonces lo ve. Ve sus crines blancas que caen por su delicado cuerpo y su largo cuerno en espiral. Él no sabe nada sobre esta criatura. Ni siquiera ahí constancia de su existencia. Lo último que ve antes de dormirse son los preciosos ojos cristalinos de esa criatura... Cuando el niño abrió los ojos se encontró en su casa, tumbado en su cama. Desorientado buscó a su familia y a su perrito. Todos estaban durmiendo tan tranquilos. El perrito a los pies de la cama de sus padres. El niño confundido se encogió de hombros. Cuando comprendió que todo había sido un sueño. Pero jamás olvido a la criatura que se le apareció. Él le puso nombre, un nombre que ha mantenido durante siglos. Unicornio.
